lunes, 7 de septiembre de 2015

Una breve historia del Jugger, parte 3

Retomando la serie que publicaba hace unos días, dejamos la historia justo al final de la I Spring, en la que conseguimos el segundo puesto y una muy buena posición en el Ránking FEJ que nos permitiría llegar más lejos en los torneos más fácilmente, gracias al sistema de cabezas de serie con el que se elaboran las fases de grupos.

Eso, un premio al mejor qwiker para un servidor y el orgullo de conseguir la primera medalla en un nacional para un equipo alicantino son las únicas cosas que valoraría como positivas que nos dejó la Spring. El resto creo que no fue positivo para nada, empezando por aquello que comenté en el primer post de esta serie: la humildad. Considero que para criticar los comportamientos ajenos conviene primero analizar si los propios son acordes con esa misma vara de medir que aplicas a los demás. En este sentido, no creo que la actitud, primero de algunos jugadores y luego del equipo en general tras la Spring fuese la correcta. Primero, con respecto a los entrenamientos, hubo ciertos jugadores que consideraron que ya se habían "pasado" su arma, como si de un videojuego se tratase y se dedicaron a mamonear practicar con otras armas. Hubo algunos otros que simplemente siguieron con su tónica de no bajar a entrenar y aparecer solamente para los torneos, lo cual sentaba bastante mal en cierto sector del equipo, que sí bajaba a entrenar siempre que podía. Hubo otros que, tras lo que pasó en el final de la LAJ de ese año y lo que vino sucediendo durante todo el siguiente, perdieron el ánimo y las ganas de jugar. En general se produjo una bajada paulatina de brazos que fue provocando que cada vez se entrenase peor, con muchísimo menos ritmo y con demasiados descansos entre puntos. Poco a poco esa bajada de ritmo se fue traduciendo en bajas de los entrenamientos, directamente. Al principio no afectó demasiado y no se le dio mayor importancia, puesto que solíamos ser trece, catorce, quince personas para entrenar casi siempre, de modo que aunque faltasen dos o tres, se podía armar un buen entrenamiento. El problema llegó cuando ya no eran dos o tres, sino cinco o seis los que faltaban. Algunos de los que lean esto pensarán: "ya me gustaría a mi tener el problema de ser ocho o nueve para entrenar", según tengo entendido, en Almoradí han llegado a ir a entrenar cuatro personas, de modo que esto a gente que ha vivido cosas así le parecerán first world problems, pero nosotros estamos acostumbrados a ser mínimo 10, así que no aceptamos menos que eso.

En este momento se dan varias circunstancias al mismo tiempo que provocan una decisión drástica por mi parte y que, a la postre, iba a desembocar en la creación de este Blog. La decisión en cuestión fue el dejar el equipo y, como dije hace mucho, si dejaba el equipo era porque dejaba el Jugger, de modo que así fue. ¿Las razones? Fueron un gran cúmulo. Empezando por la más grande, que se resume en que, por motivos laborales, no esperaba tener tiempo para bajar a entrenar. De hecho, ya llevaba bastante tiempo sin entrenar cuando tomé esa decisión y, aquí llega la segunda razón, se notaba. Quizá el resto no se diese cuenta o no me lo querían decir, pero el Aritz que jugó la III Winter no fue el mismo que jugó la II, ni de lejos. Escuché a alguien decir que la III Winter estaba siendo mi mejor torneo, pero ni de coña.
¿Más razones? La que me llevaba quemando más de un año, la puñetera Liga Alicantina, la frustración del esfuerzo de más de dos años, de ver cómo pasas de llevarte estupendamente con un equipo a querer comerte sus corazones en un satánico ritual pelearte con ellos por la más mínima tontería. Quizá algún día cuente toda esa historia de cabo a rabo, pero hoy no es ese día. Intenté por todos los medios que no nos apuntásemos a la última LAJ que se disputó, tras la experiencia de la anterior, pero no fue posible. Al final tuvimos Liga Alicantina sumada a la gota que colmó el vaso, la Murciana. Aquí entró el tercer factor, que son los fines de semana. Con tanta liga y tanto trabajo ya no tenía tiempo ni pa cagar para mi mismo, así que hubo que cortar por lo sano.

Mirando hacia atrás con lo vivido estos últimos meses, quizá no fue tan buena decisión, ya que no tenía forma de saber que iba a cambiar mi situación laboral a mejor, pero tampoco puedo decir que la decisión fuese mala. No considero que el equipo saliese perdiendo demasiado con Víctor Hugo en sustitución de un servidor y en la próxima Atun veremos si mi nuevo rol tiene efectos positivos en el equipo o no. De momento parece que algo he aportado, pero como dije (y cumplí) en su momento: el día que considere que no puedo aportar nada positivo, seré el primero en salir por la puerta.

Creo que ya he destacado lo suficiente cuál era el problema que nos encontramos, así que las soluciones las dejaré para una próxima entrada, después de la publicidad.

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